18 noviembre, 2024

LOS VIÑEDOS DE MOQUEGUA

Esta vez sí sali de la ciudad de Moquegua y me interné a los bosques, a los viñedos…Y fue realmente una maravilla para mis ojos. Me extasié al comtemplar los paisajes con frondosos árboles, el viñedo de Don Paredes y de la Viña Parra, en donde hablé con sus propietarios. Compré botellitas de vino y del mismo modo degusté de esta esencia bíblica. !Claro! Jesús tuvo que convertir el agua en vino, en una fiesta en Caanán, si no recuerdo, cuando María le dijo a su hijo que faltaba vino y el señor al toque pidió bidones de agua y en un segundo hágase el vino y hubo pues abundante vino. Dicen que los tonos en la antigua Judea duraban una semana. Que tales trancas que se daban los judíos. En fin, estoy en Moquegua y no podía irme sin no haber visitado estos viñedos que realmente son la maravilla de este departamento minero.(  TEXTO que escribimos en el 2009)

Como jugando el taxista( que me cobró 5 lucas ida y vuelta) me llevó primero a Don Paredes, creyendo que era el viñedo de Parra, sin embargo, era otro. Don Paredes es un gordito, que estaba descansando en su cuartito, debajo del bodegón que tiene en esta parte del sur y le toqué la puerta. Sus empleados me dijeron que le tocara la puerta y al tocarle salió el gordito.
Estaba descansando la siesta. Le dije que venía a comprarle una botellita de vino. El tipo bonachón me llevó a su bodega y me invitó una copita del líquido sagrado y me contó que su familia son apasionados a los caballos y lógicamente tienen una tradición vitivinícola. Me enseñó monturas de caballo de México, de España y de la patria querida. Y los racimos de uva se veían a diestra y siniestra.
«Aquí tenemos como 70 años con el viñedo, desde mi abuelo» dijo Don Paredes, posando para la foto de este blog.
PARRA
El otro viñedo es más grande, incluso tiene su castillo como vivienda. Dicen que los domingos se reunen todo el clan y hacen almuerzo y toman, lógicamente, vino y su pisco.
El pisco por acá es buenazo, aunque a mí no me asienta bien. Al toque se me revuelca el estomago de dolor y me da ahorcadas.  Pero con el vino es otra cosa, es más sensual para  mi paladar. Aquí me dieron vino seco, tinto y mezcatel (combinación de vino y pisco, para las damas, me dijeron) y encantado. El sueño de estar en estos lares es una realidad. Si así fuese en todas partes, no sería necesario venirse de tan lejos.
Estas tierras son fértiles en cuanto a la uva, palta y otras frutas. Vi también naranjas. Con razón Mónica me envidia y toda vez que la llamo, y le cuento que estoy en tal lugar, escucho su voz exclamativa:!que bacán, cómo te envidio, debes de estar feliz en esos lugares…Sí y no, si porque en verdad aquí es el paraíso y no porque estoy lejos de ella y de mis hijos.( jupeco)

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