21 diciembre, 2024

 

pOR: ÓSCAR BERMEO OCAÑA

Buenos Aires, diciembre del 2012. Después de una hora de show, Pablo Lescano anuncia que se viene el “himno nacional de la cumbia”. El carismático líder de Damas Gratis, la agrupación de cumbia villera más convocante de la Argentina, recibe la ovación de un Luna Park abarrotado. Entonces, el clímax de la noche llega con los punteos iniciales del anunciado tema, que no es otro que “La danza de los mirlos”.

“Cuando empezamos a sonar en Argentina, a fines de los setenta, abrimos un camino. En ese momento la cumbia de ahí no usaba tanta variedad en la percusión. Estaban los cuartetos que tocaban con un bombo y una tarola. Nosotros fuimos con congas, bongós. Varios músicos iban a escucharnos y al final de cada concierto nos preguntaban qué instrumentos eran, cómo se tocaban. También llamó la atención el sonido de las guitarras, los efectos, los wah-wah”, refiere Jorge Rodríguez Grández, líder fundador de Los Mirlos.

Si bien el desembarco de la agrupación moyobambina en Buenos Aires significó un punto de quiebre en las formas de producción local, la instalación del sonido tropical data de algunos años atrás. En Argentina, los flujos migratorios fueron decisivos en la expansión y desarrollo de la cumbia. De hecho, Los Wawancó, considerada la piedra angular del género, fue una conjunción de diversas banderas.

A mediados de los cincuenta, en La Plata, un grupo de universitarios extranjeros (Colombia, Chile, Costa Rica y Perú) mezclaron los sonidos que traían consigo produciendo una sabrosa mixtura de colores. Algo de salsa, vallenato, merengue y bolero podía identificarse en el contagiante ritmo que daba inicio a una corriente. En ese grupo fundacional, el chalaco Carlos Cabrera cambió los estudios de medicina por la música, y marcó así el primer aporte peruano a la cumbia rioplatense. Los Wawancó, hoy convertidos en leyenda, tuvieron su debut en un restaurante de Vicente López (al norte de Buenos Aires), adonde asistieron con camisas floreadas prestadas. Cabrera grabó una veintena de discos con Los Wawancó, con clásicos como “La pollera colorá” o “Villa cariño”. Décadas después se iría a España, donde formó el grupo Macondo. Murió hace un año en Ibiza, a los 83 años.

“Los orígenes de la cumbia en Argentina están ligados a los migrantes latinos. Además, estas comunidades aportaron variedad. Desde los cincuenta, con el crecimiento de las colectividades en el país, hubo mucho intercambio con peruanos, colombianos, bolivianos, y se fueron gestando diferentes estilos”, refiere el antropólogo Pablo Semán, compilador junto con Pablo Vila del libro Cumbia. Nación, etnia y género en Latinoamérica (2012).

La relación internacional se haría más estrecha en 1978 cuando el sello discográfico Microfón editó en el mercado argentino La cumbia amazónica. Volumen 1, un compendio de temas de la primera etapa de Los Mirlos. El álbum fue un éxito de ventas en la tierra del tango. La producción consiguió el disco de platino, otorgado por la Cámara de Productoras Discográficas de ese país, junto a otros artistas mediáticos como Palito Ortega o Camilo Sesto.

La agrupación femenina Kumbia Queers, una de las bandas más populares que mezclan el sonido tropical con el rock y el punk. [Foto: Reuters]

Con su música ya instalada en el gusto popular, la agrupación peruana fue vista como un gancho comercial por cineastas porteños. Fue así como llegan a Buenos Aires en 1980 para formar parte del rodaje de la comedia Las vacaciones del amor, protagonizada por la sex symbol de la época Graciela Alfano. En el filme interpretan “Hermosa flor”. A partir de ahí, Argentina sería un país decisivo en la internacionalización de Los Mirlos. “Fuimos durante varios años consecutivos a tocar en Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Jujuy”, recuerda Jorge Rodríguez.

Las posibilidades que ofrecían las nuevas tierras conquistadas resultaron tentadoras para algunos miembros de la agrupación. Se dio un cisma interno. El guitarrista Gilberto Reátegui, el timbalero Hugo Jáuregui y el tumbador Carlos Vásquez decidieron echar raíces en el país del sur, formando nuevas bandas para insertarse en el circuito local.

Para Jorge Rodríguez la impronta psicodélica y la energía festiva fueron las claves para captar los oídos del público rioplatense. “Muchos decían que con nuestra música se transportaban a la selva”, refiere el frontman de Los Mirlos, y agrega estar orgulloso de que uno de los temas del grupo sea considerado un himno en Argentina. “Conocimos a Pablo Lescano hace unos años y lo invitamos a cantar ‘Eres mentirosa’. Nos alegra que toque nuestras canciones con respeto”.

Los Mirlos no estuvieron solos en esa campaña. Por aquellos años, el Cuarteto Continental, proyecto del productor Alberto Maraví (Infopesa) recuperó y versionó clásicos colombianos y peruanos. Después de su probado éxito local, ingresó fuerte al mercado argentino con el LP Cumbias pegaditas.

“En los setenta la cumbia modernizó la música popular. Una buena parte de la población argentina no se sentía identificada con el tango ni con las ramas folclóricas porque eran estereotipos del porteño o del ciudadano del interior, respectivamente. La cumbia fue una ruptura con las tradiciones”, dice Semán para explicar la masificación del género.

En los noventa el fenómeno alcanzaría una visibilidad inusitada. El crecimiento demográfico del conurbano bonaerense (con un número importante de migrantes latinos) traería nuevas formas de apropiación cultural. La cumbia ya no solo tenía una visión glamorosa o paródica, también letras crudas porque así era la cotidianidad. Fue precisamente en la frontera del siglo, la etapa de la fuerte recesión económica que derivó en una crisis social, cuando la cumbia villera tomó mayor impulso. “Varias letras son crónicas de una crisis que el menemismo agudizó”, refiere Semán.

La visibilidad mediática que cobró la cumbia también confluyó (o contribuyó) con el acercamiento entre clases medias y sectores populares. Ciertos discursos antes vistos como marginales o subalternos eran reivindicados en espacios legitimados.

Recientemente, para varios medios musicales la confirmación de Pearl Jam o Red Hot Chili Peppers en el line up del Lollapalooza 2018 fue eclipsada por la inclusión de Damas Gratis en el festival. Lo cual no significa solo un triunfo de la cumbia villera: vale decir que “La danza de los mirlos”, el imbatible tema creado en la Amazonía peruana, estará presente en la máxima fiesta rockera de la región.

El 13 de mayo del 2007, los integrantes del Grupo Néctar fallecieron en un accidente de tránsito en Argentina. [Foto: archivo El Comercio]

                       —Intercambio continuo—
En el cancionero argentino de cada fin de semana se identifican numerosos aportes peruanos. Si bien no muchos artistas han alcanzado el posicionamiento de marca de Los Mirlos, hay decenas de composiciones que se cuelan en los setlists de populares agrupaciones como La Base Musical, Pibes Chorros o Los Palmeras.

“Cariñito”, creación de Ángel Aníbal Rosado e interpretada por primera vez por Los Hijos del Sol en 1979, es un tema infaltable en las encendidas presentaciones de la banda femenina Kumbia Queers. “Elsa”, el clásico de Los Destellos, es continuado por el combo rosarino Los Peñaloza. A su vez, Los Palmeras, unas de las agrupaciones de cumbia santafesina de mayor trayectoria, tienen un lugar especial para “El embrujo” y “Te vas”, los dos superhits del piurano Estanis Mogollón. Ni el mismo Lionel Messi se resistió a mover los pies al ritmo de estos temas en su boda, como quedó expuesto en un video viral.

Gilda, la máxima expresión femenina de la cumbia argentina, estuvo acompañada a la largo de su carrera por músicos peruanos. Con Danny de la Cruz, Gino Asmat, Edwin Manrique, Raúl Larrosa y Manuel Vásquez, la intérprete grabó canciones como “Corazón valiente” y “No me arrepiento de este amor”. La inclusión de nuestros compatriotas fue pensada con el propósito de darle un sonido más tropical a la propuesta.

En los noventa, la popularidad de la cumbia fue vista como una salida laboral para algunos compatriotas que migraron a Buenos Aires. Así se formaron Néctar y Karicia (con exintegrantes del grupo de Vico), los cuales tendrían gran acogida entre la comunidad migrante.

A mediados de 1995, Jhonny Orosco y Ricardo “Papita” Hinostroza, quienes viajaron para tocar en otros grupos, se juntaron en la capital argentina y fundaron Néctar. Si bien durante su carrera tuvieron largas estadías en Bolivia y Perú, Buenos Aires fue una constante para la agrupación. Fue ahí donde grabaron su hit “El arbolito” para su disco Los reyes de la cumbia (1998). Y el caprichoso destino dictó que en esta ciudad ocurriera, en mayo del 2007, el trágico accidente que acabaría con la vida de nueve integrantes del grupo.( fuente: Dominical, diario El Comercio)

Amazónica o norteña, psicodélica o romántica. En sus diversas vertientes, la cumbia peruana ha establecido una relación larga y duradera con sonidos de otras latitudes. El flujo migratorio constituye un elemento clave en esa expansión. Los ritmos van y vienen, de un lado para otro, rompiendo aquel mito de una influencia unidireccional. Argentina también baila al ritmo del Perú

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