De los grandes grupos norteños se fueron, por culpa de la pandemia y también…
SE decidieron caminar solos, pero más que eso, sobrevivir en plena pandemia. Y vale decirlo: la culpa no sólo fue de la pandemia -por dejar a los grupos que por años sudaron la camiseta o dándoles lo mejor de su trabajo musical- sino de los mismos dueños, que -ellos lo dicen- se despreocuparon de sus integrantes. Por ello, que ahora Lucho «Gato» Bazán, Victor Romero, Kike Farro y el juvenil Allen Nuñez ahora emprenden sus propios caminos con sus propias agrupaciones y hasta se han convertidos en los preferidos de promotores y de la fanaticada que no sólo gusta de la cumbia norteña, sino de la buena música tropical. Y vienen conquistando todo el sur del país.
En efecto, El popular gato Bazán ahora comanda su propia agrupación «Don Gato y su pandilla» , recorriendo el norte, centro y sur del pais. Y hasta giras por el extranjero, llegando hasta Europa. Ni hablar en Lima, a cada rato llega ala capital peruana para amenizar eventos públicos y privados. «Trabajé por largos años en la agrupación piurana que ya todos saben y no sólo fue la pandemia, como dices, sino que uno tenía que sobrevivir ante la crisis sanitaria, pero también hubo indiferencia de parte del dueño del grupo. Por ello salimos a trabajar en los famosos privaditos», dijo el carismático animador que trabaja full con su grupo.
Del mismo modo, Víctor Romero, que antes de la pandemia pensó en jubilarse con la agrupación sechurana, pero en la pandemia tuvo que salir a los famosos privaditos porque , indudablemente, tenía que llevar el pan a la casa. «Sí pues, fue la pandemia que hizo recapacitar y soñar de nuevo con mi propia orquesta. Salimos ahora solo o con la orquesta completa, incluso hemos grabado ya varias producciones solo y a dúo con otros colegas de la cumbia», dice el cantante chiclayano que viaja continuamente al sur del pais. Hace poco estuvo en el cumpleaños de la famosa Yobana Hancco.
Kike Farro, es otro cantante cumbiambero del norte, que sale por su propia cuenta y viajó incluso a Europa, con varias figuras de la cumbia y el folclor. El maestro de la cumbia, Kike Farro cree que es Dios que le puso el camino para independizarse de su grupo que es famoso, pero en plena pandemia dejó de trabajar. «Me llamaban para salir a los privaditos, pero como hubo una especie de libertad dada la situación, acepte nomas, y trabajé no solo una, ni cinco veces, sino muchas veces. Y por supuesto que hubo buena paga para seguir viviendo. Eso pasó con todos los colegas de la cumbia, que no les quedó otra de aceptar los trabajos independientes», dice Kike, quien ahora trabaja por su propia cuenta.
El caso del juvenil cantante de la cumbia sanjuanera, Allen Nuñez es igual que los anteriores y en plena pandemia -como es la voz de los éxitos de su grupo anterior- no dejó de pasar de lado los contratos que le permitieron sobrevivir en la crisis sanitaria. «En mi caso formamos nuestra propia agrupación Bandaloves y salimos con toda la orquesta y nos está yendo bien, trabajamos full en el Vraen, en el mismo norte y ahora nos piden en el sur, gracias a Dios que el público nos respalda» dice el cantautor Allan Nuñez.
Ya lo saben, estos bravos músicos norteños son los que fueron impulsados a seguir sus propios caminos en la música en plena pandemia. La pandemia los hizo cumplir sus sueños.