Cuenta un poquito de su historia musical

El creador del estilo más alegre y bailable del huayno con arpa

Trabajó con Sonia Morales en el lapso de15 años. Ahora triunfa con Ely del Perú

HUGO CHAVEZ DE LA CRUZ

Nacido en Yauyos, Lima Hugo Chávez de la Cruz siempre escuchó desde pequeño el sonido que causaba las 36 cuerdas, pero ya joven observaba cómo ejecutaban los pioneros Ángel Dámaso, Tomás Pacheco y Rubén Dolores.

Ya enterado de la técnica y haber tocado el arpa en su tierra, en la misma ciudad de Lima entró a trabajar en la poderosa –en ese tiempo- Caravana Prodisar, en donde trabajó durante 12 años acompañando a todos los artistas: Dina Paucar, Sósimo Sacramento, Elmer de la Cruz, Danny Mendoza, Alicia Guardia, Stalin Manrique y Solitario de Tana.

¿Y con Alicia Delgado, alguna vez tocaste?

Claro, tres veces la acompañé, antes que se vaya a vivir en Estados Unidos.

Con SONIA MORALES

Hugo Chávez de la Cruz ya era un experimentado arpista y el mismo Samuel Dolores, men de la Caravana, fue quien le recomendó a Sonia. “Por recomendación de don Samuel Sonia me buscó. Hablamos y comenzamos a trabajar”, recuerda.

Cabe recordar que Sonia formó sus Engreídas de América, con orquesta, pero luego optó por el huayno con arpa.

Fue en ese momento, al principio trabajaba con Sonia Morales y Los Solitarios de Tana, para finalmente quedarse con la patrona del folclor.

“Fueron tres años que subimos poco a poco. Grabamos el primer disco, luego otros y ya había presentaciones en el centro del país y después por todos lados. “Fueron 15 años con Sonia y hemos viajado por todo el mundo”, afirma Hugo Chavez de la Cruz.

CON ELY DEL PERU

Hace 5 años atrás, Hugo se independizó y formó su propia agrupación, con Coyote y otros buenos músicos que también venía de Sonia. Pero ahora sigue en la palestra con Los Súper Sensacionales.

Fue Ely que lo buscó para grabar una producción y hubo un “clik” entre ambos, y después siguió la bonita historia que hasta ahora dura y están full en todo el sur del país, incluyendo Bolivia y Chile. Esa es otra historia.